Cap 4. Luna
Mientras que deleitabamos una deliciosa comida, comenzamos a tener una plática divertida sobre aventuras que había tenido Sam durante su infancia, también hablamos sobre lo curioso del bosque y los magnificos colores que escondía el atardecer, platicamos mucho hasta que terminamos de comer.
- Muchas gracias por la comida, estaba muy deliciosa.
- No hay de que, era lo único que podía hacer ya que te asusté. Por cierto ¿Qué haces por estos rumbos?
Creo que sonará muy raro si le digo la verdad, pero ha sido muy amable conmigo ¿debería decirle la verdad? No estoy segura si lo entienda, ¿y si le digo una mentira pequeña?
- Estoy en busca de respuestas.
-¿Respuestas?
Ay no, creo que esa no es una respuesta muy alentadora o convincente, ojala que no empiece a investigar porque no quiero decirle la verdad de que no se nada acerca de mi. Además que no sabría que contestarle, solo espero de verdad que no me interrogue... ¡Por favor que no me comience a interrogar! Sin darme cuenta a causa de los nervios que me generaba que me preguntara comence a jugar con mis dedos abajo de la mesa, pero por más que lo intentaba no podía hacer que me calmara y se fuera de mi esa sensación.
-Ya veo, pero tranquila no te pongas nerviosa.
-¿Cómo lo..?
-¿Supe? Sonará extraño pero me resultas muy familiar, a una amiga que conocí hace tiempo.
- Perdona por entrometerme, pero ¿Cómo era tu amiga?
- Es curioso pero por alguna razón...me cuesta mucho trabajo recordar su rostro, pero en ocasiones tengo vagos recuerdos sobre ella.
-¿Qué tipos de recuerdos?
- Creo que el que mas logro recordar fue cuando recién nos conocimos, me preguntó si podía comer algo porque había caminado por varios días, así que la traje a mi casa y después de comer comenzamos a platicar hasta que se empezó a quejarse de un dolor.
-¿Qué era lo que tenía?
- Creo que tenía una cortadura poco profunda en el brazo, aunque no recuerdo muy bien en que brazo era. Me dijo que no era nada, pero no le creí y le pedí que me dejara ayudarla, me costo mucho convencerla porque se negó muchas veces a que le ayudara.
-¿Qué pasó después?
- Cuando ya no logró ocultar su dolor me dejó ver esa horrible herida, recuerdo que la vi y me asusté mucho, cuando al fin logre calmarme le pedí que se recostara en el sillón para que pudiera curarla, después de eso fui por algo de agua porque me había dicho que tenía sed, pero cuando regrese se había dormido.
- ¿Se durmió tan rápido? ¿Entonces como la curaste?
- Sí- Empezó a reír mientras se tapaba su bella sonrisa con una de sus manos. Cuando logró calmarse un poco me siguió contando la historia- Después de algunas horas despertó asustada y tuve que tranquilizarla... Me acuerdo que cuando llegó faltaban unos pocos días para que cayera la nieve así que la invite a que pasará conmigo el invierno.
- Me imagino que se volvieron grandes amigas, ¿No es así?
- Aunque no lo creas al inicio era muy distante conmigo como si tuviera un secreto, pero después...
- ¿Qué pasó?
- Creo que te dejaré con la duda Sakura, porque ya es muy tarde. ¿Tienes un lugar dónde pasar el invierno?
- Espera...¿Invierno? ¿Cómo es posible?
- ¿No lo sabes verdad?
- Creo que no, ¿Cómo es que llega antes el inverno aquí si el bosque se veía lleno de vida?
- Si, es normal que eso suceda aquí, pero... ¿lograste ver a algún animal mientras estabas ahí?
-Es cierto, no me había percatado de ese importante detalle de los animales, durante todo el tiempo que estuve bagando en el bosque no pude sentir el canto de alguno de ellos, ni sus sonidos.
-Lo vez, si es así nuestro pueblo, aquí pasan un poco más rápido las estacione a comparación de otras partes, así que mientras que en otros lugares es primavera nosotros nos preparamos para el invierno.
- Eso si que es extraño.
- Lo sé- Me lo dijo con una gran sonrisa- pero tiene sus ventajas porque mientras otros sufren de frío en invierno nosotros disfrutamos el sol de verano.
- Wow eso es sorprendente, entonces en ese caso aceptaré tu invitación.
- Ven, sígueme.
Nos levantamos de las sillas y nos dirigimos a unas escaleras que estaban ocultas en un rincón a lado de la cocina, subimos y habían 2 habitaciones, una frente a la otra, me dijo que tomara la habitación izquierda y que podía tomar del clóset una pijama. Después de eso se despidió de mi y entro a su habitación.
Al entrar vi como se reflejaba por la ventana los colores cálidos del anochecer, lo que la hacia ver aun más hermosa. Parecía ser que vivía sola porque era un cuarto muy femenino, deje mi bolsa en una mesa que se encontraba junto a la cama. El closet se encontraba justo en frente de la cama, era de madera con unos grabados parecidos a unos caracoles y a su lado se encontraba un espejo ovalado con un marco rosa. Me observe un par de segundos de pies a cabeza y logre observar que mi pantalón café se encontraba con grandes rasguños.
- Vaya, probablemente me los hice cuando salte del árbol.
Después abrí el closet con mucha delicadeza, al buscar entre la ropa me llamo mucho la atención la pijama de colores rosa pastel adornada con estrellas moradas por todas partes. Me la puse con una gran calidez, después volví a verme en el espejo para saber como me quedaba, me quedaba justo a la perfección, como si estuviera hecha especialmente para mí, prácticamente me quedaba como anillo al dedo aunque tengo que admitir que se veía muy bonita. De pronto escuche un susurro proveniente detrás de mí preguntando si estaba cómoda, parecía venir de la cama así que me voltee rápido y me encontré con alguien a quien no esperaba ver en esos momentos.
- Hace tiempo que no te veía luz, ¡me dejaste sola!
- ¡Ay, claro que no!.. Al menos ya tienes un lugar dónde pasar la noche.
- Sí pero no gracias a ti, por cierto ¿Dónde estabas?
- Por ahí, ¿Ya leíste la carta?
- No aún no.
- Pues léela, ¿Qué esperas?
- Que salga la luna.
- Espera ¿qué?
- ¿Qué pasa, dije algo que no debía?
- No nada, olvídalo.
-¿Qué pasa luz? Te quedaste como si vieras un fantasma.
Vi como poco a poco regresaba de sus pensamientos, por unos instantes sentí que me observaba con una mirada muy tierna, pero no sé si fue mi imaginación , aunque se que no tiene cara al ser una luz, pero me dio la impresión de que fue así.
-Nada, ya la vas a leer.- Dijo la luz con un tono molesto, curioso y arrogante.
-Ya casi, tranquilo.
Me acerque al bolso, la saque con mucha delicadeza y nos quedamos sentados sobre la cama observando la carta, esperando con ansias de que saliera la luna para saber al fin lo que escondía escondida entre sus palabras la carta. Con el paso de los minutos poco a poco fueron desapareciendo los colores de nuestra habitación y la luz por alguna extraña razón me seguía viendo con una expresión tierna pero ocultando en el una gran tristeza.Cuando se percató que voltee a verlo cambio totalmente su expresión y desvió la mirada, me pareció que tomo aire y volvió a verme, pero esta vez con una expresión de arrogancia, al sentir su mirada tan potente tuve que desviar la mirada y me quedé observando el resto de las casas que se asomaban por la ventana, algunas eran pequeñas otras eran grandes, pero la mayor parte estaban adornadas con luces por fuera, lo que hacía que se sintiera un ambiente más invernal y cálido.
-¿Cómo es que sabes que soy hombre y no mujer?
-Se que sonara raro, pero tengo el extraño presentimiento que eres hombre, además tu pequeña mirada es muy fría como para ser de una mujer. Es por eso que lo sé, ¿o no?
-Eres muy rara ...¿lo sabes?
-No es cierto y si es que sí, tu eres muy frío conmigo.
Depués de esa pequeña conversación que tuvimos, nos quedamos en silencio en espera del momento adecuado para saber los misterios de la carta.Como aun salía la luna, me baje de la cama y comencé a acomodarla para poderme tapar, sin darme cuenta me empecé a dormir, supongo que estaba muy cansada porque no me percate en que momento me quede dormida y perdí la noción del tiempo.
Cuando logré despertarme me percate que la luz se encontraba justo a mis pies y que la carta estaba justo encima del bolso, probablemente ya había pasado el momento en que la luna salió. Mire por la ventana, pero esta vez las casas estaban totalmente apagadas, creo que ya era la media noche, no lo pense dos veces y me volví a recostar, pero aunque mis ganas de saber lo que decía la carta eran grandes por segunda vez ganó algo que no podía controlar, el sueño.
Comentarios
Publicar un comentario